Aquells episodis en que tothom parlava del temps que feia.





divendres, 10 de juny del 2011

La nevada de Febrer de 1887. La més gran del segle XIX (II)


Gravats apareguts a la publicació La Ilustración de diferents indrets de Barcelona i Gràcia

Actualment són molts els aficionats a la meteorologia que van a cercar, caçar en el seu argot, nevades o tempestes. Els vehicles són segurs i confortables fins i tot en situacions meteorològiques compromeses.

Aquí us porto la petita odissea d'uns periodistes del setmanari La Ilustración (clicant aquí accedireu al número 329 del setmanari i podreu veure els gravats a que fa esment) que es va publicar a Barcelona entre 1.880 i 1.890. És una crònica entretinguda, molt apta per un bloc actual, i que ens fa una descripció de com era aquella Barcelona amb un Eixample incipient i que volia donar-se a conèixer al mon amb una Exposició Universal.

Indudablemente la nevada del día 11 de febrero ha sido la más copiosa que en lo que llevamos de siglo ha sufrido Barcelona, pues la mayor de que se tenia memoria era la del año 1.829, y los que pueden recordarla están contestes en que cuanto más llego á igualarla, pero de ningún modo á superarla: siguen luego como importantes las del año 1.855 y 1.883, pero ninguna de estas alcanza la importancia que esta última ha tenido.

De diferentes observaciones hechas en distintos puntos de la capital, la capa de nieve alcanzó un promedio de 0,40 m., habiendo puntos en que fue mayor, sobre todo, saliendo del casco de la ciudad.

El aspecto de esta y de sus alrededores era á la verdad fantástico, sobre todo para los que, como acontece á la mayoría de habitantes de Barcelona, moran de continuo en ella y no tienen ocasión de hacerse cargo del cambio que ofrece el ver la igualdad que una sábana de nieve, que por su color blanco se hace más notable, establece, nivelando resaltos y accidentes. No era de extrañar, pues, que todo el mundo se lanzara á las calles y paseos para observar y gozar del diferente aspecto bajo que se nos ofrecían todos los sitios que estamos acostumbrados á ver, y no hemos de ocultar, que deseosos de poder dar á nuestros lectores cabal idea del aspecto de Barcelona, fuimos unos de los primeros que recorrimos todos los principales puntos que reproducimos en nuestros grabados.

El viernes por la mañana, con nuestro digno director D. Luís Tasso, pudimos conseguir un carruaje, de los pocos tal vez que se atrevían á cruzar por calles y paseos, dirigiéndonos primeramente hacia la parte de la estación del ferrocarril de Villanueva, en donde nos vimos con apuros para atravesar, llegando por fin á poder obtener una vista fotográfica de Vista Alegre, que indudablemente era uno de los puntos en que más caprichosamente se había amontonado la nieve.

Desde allá nos dirigimos al puerto en la parte de la Puerta de la Paz y Paseo Colón, cuyas vistas ofrecemos; pasando por la Plaza de Medinaceli llegamos al Parque, siendo la parte más visitada por el gentío que acudió á él, el lago y la cascada, de cuyos puntos damos vistas generales y de la última un detalle: en el antiguo Salón de San Juan ofrécese la fuente de Hércules, cuyo grabado, directo de fotografía, así como los anteriores, reproducimos, llegando después, hasta la estación del ferrocarril de Zaragoza, de donde también obtuvimos una vista fotográfica: ya de regreso de nuestra expedición de mañana, como pudiéramos llamarla, se sacaron vistas de la Plaza Real, Plaza del Teatro con parte de la Rambla del Centro, así como de la Rambla de Santa Mónica, terminando aquí nuestra primera parte.

La nevada del medio día hízonos temer no pudiéramos completar nuestros datos y nos privara del placer de recorrer algo de las cercanías de Barcelona; pero por fin á las tres y media pudimos emprender de nuevo nuestra peregrinación, empezando por el Paseo de Gracia, que por de contado ofrecía el mismo aspecto que el resto de Barcelona o tal vez más notable, pues el poco tránsito ó ninguno que tanto de carruajes corno de peatones había, dejaba la nieve lisa, sin accidente alguno que alterara su blancura: devoto punto, atravesando Gracia, por una calle «de cuyo nombre no quiero acordarme» en Gracia á algunos pelotazos de nieve que nos valió el pasar por ella y en carruaje descubierto por más señas, por no haber hallado otro, por algunos que habían tomado por diversión á lo que se rió el obsequiar á los transeúntes de esta suerte, fuimos á parar á la vía del ferrocarril de Sarria, antes de llegar á la estación de Gracia. Desde este punto, que domina completamente la izquierda del Ensanche, se gozaba de un panorama precioso, del que obtuvimos una vista, lo mismo que de la parte de vía ascendente frente á la casa Grases. Siguiendo en nuestra empresa, llegamos hasta los Jusepets, en donde está la estación de tranvías de Gracia, y de donde también ofrecemos una vista (I); se obtuvo también otra panorámica de Gracia desde el mismo punto. Ya en éste, después de dudar á dónde nos encaminaríamos, decidímonos llegarnos hasta Vallcarca, por su parte alta, recorriendo con penas y trabajos parte de la carretera de Horta, desde la cual pudimos tomar las vistas que ofrecía el pueblo dicho, que por estar en el fondo y ladera de una montaña presentaba magnifico aspecto. En esto anocheció y vímonos obligados á retirarnos por ser imposible continuar trabajando y hacerse ya sensible para nosotros el tener que estar, como estuvimos, metidos completamente entre la nieve para poder obtener muchas de las fotografías que, ya directas, ya en dibujos debidos al señor Vázquez, que nos acompañó en esta segunda parte de nuestra expedición, y señor Gómez Soler: ofrecemos en el presente número.

En suma, que Barcelona ha visto casi paralizado todo su movimiento comercial durante dos días por la imposibilidad de tránsito y trasporte que ha sido la admiración de muchos que nunca habían visto una nevada tan copiosa, dando lugar á accidentes risibles, á veces desagradables por el furor con que algunos habían tomado el obsequiar á los que por gusto ó necesidad iban por las calles con nieve apelmazada: que se han registrado algunos desperfectos ocasionados por la nieve, como el hundimiento de los tinglados de los mercados de San José y Santa Catalina, y que ha sido diversión de grandes y chicos el recorrer los puntos principales de Barcelona, en donde no han faltado escultores aficionados que han dado prueba de su talento, modelando estatuas ó bustos de personajes conocidos.

Dado lo templado del clima que regularmente gozamos, no es de desear que se repita á menudo este espectáculo, que si muy bonito al principio, es de no muy buenas consecuencias, pues si bien en lo interior de Barcelona se ha procurado quitar la nieve de las calles y paseos, el Ensanche ha quedado abandonado á sí mismo, estando poco menos que intransitable, lo que no abona mucho en pro de la ciudad de Barcelona.