Aquells episodis en que tothom parlava del temps que feia.





divendres, 27 de gener del 2012

Gener de 1834. Cal refiar-se dels pronòstics?

Cal refiar-se dels pronòstics del temps? Cada cop són més acurats i són més fiables però cal anar en compte i saber que petits matisos poden fer canviar previsions a curt termini, tot això sabent que el nostre coneixement de la dinàmica atmosfèrica no és perfecte.

Buscant a la hemeroteca de l'Arxiu Municipal de Història de Barcelona i fullejant el Diario de Barcelona, em vaig trobar una carta al director, publicada el 1 de Febrer de 1834, que em va fer somriure pensant en molts d'aquells que actualment estan més pendents de les previsions dels models meteorològics que del que passa en la realitat, arribant a l'absurd de qüestionar la realitat perquè no compleix el que deien els models.


Cal dir que el lector que va escriure la següent carta parla dels pronòstics que a primers d'any publicava el Diario de Barcelona en una mena de calendari que avui podríem assimilar amb el conegut Calendario Zaragozano o les Cabañuelas que actualment sabem que tenen una fiabilitat nul·la però que fa dos segles, i més si anava avalat per un diari de prestigi, la gent hi parava atenció.

Ara riem del pobre infeliç i del seu ridícul però pensem com ens veuran d'aquí a 200 anys si poden llegir alguns articles publicats en premsa o algunes opinions inserides en fòrums:


"Ah si yo hubiese dado crédito á su Diario, Sr. Editor! Cierto no me hubiera sucedido el chasco que me ha acaecido estos dias. Pero á lo hecho no hay remedio.

Fué el caso que quiso la mala fortuna que estando solo en casa al anochecer de uno de los primeros dias de este año arreglando los papeles de m mesa me viniese a las manos un periódico, y leyéndolo topé con un pronóstico de las afecciones atmosféricas que tendremos durante el mismo. El año anterior lo habia ya leido, y noté tambien la contienda que se movió con ello, mas no hice caso n entendí la menor cosa, porque para mi la astronomía es cosa del otro mundo, y disputas en estas ciencias es á mi inteligencia como si hablaran en griego; pero este año el encontrarme en los mismos dias que comprendia aquel pronóstico y mi natural curiosidad me impulsaron á observarlo.

Cabalito, dije entre mi, no puede venir mas á pelo, pues soy amigo de saber lo futuro; y así no dejaré de darle una ojeada diariamente para saber de antemano que vestido he de ponerme. Efectivamente todos los dias mi primera diligencia al levantarme era mirar la funcion del teatro y el pronóstico del tiempo; y estábamos ya en el dia 25 último cuando habia reparado que la mayor parte de los pronósticos no se verificaban muy cabales; y he aquí que discurriendo sobre esto leo en aquel cálculo: dia 25 de enero: lluvia cierta y nieve en las montañas: 26 id. El de hoy no faltarà, me dije á mismo, pues me lo aseguran de cierto: venga un paraguas, pues aunque no se ve nube alguna, tal vez esta lluvia vendrà repentinamente, y en un momento pueden llegar las nubes (que ya estarán por el camino) y tener el agua encima.

Salgo de casa muy satisfecho con mi paraguas aguardando por momentos el chaparron sin hacer caso de la risa que causaba en la gente el verme por las calles de aquel modo en tiempo tan sereno; y lo cierto es que volví á casa tan enjuto como habia salido. Lo mismo sucedió el dia 26. Pasmado quedé al ver que no habia llovido, sin atinar como podia faltar una cosa tan cierta, y leyendo con mas atencion aquel cálculo por parecerme que yo debia de haberme equivocado, hallé en la testera del pronóstico que no debia estrañarse si este se verificaba con uno ó dos dias de diferencia. Ya está entendido, dije en mi interior, si el cálculo se verifica dos dias despues serán el 27 y 28 en lugar de 25 y 26 los dias en que corresponde la lluvia.

Anduve cargado con el paraguas sin fruto todo el dia 27. Llegó por fin el 28 en que infaliblemente debía llover. Salí tambien con mi paraguas, y en llegando al anochecer viéndome ya el agua encima no vacilé en abrirlo aguardando por instantes la tempestad. Aquí es el caso, y fortuna que anduve por calles estraviadas, sino creo que me hubieran apedreado; tal era la risa que escitaba en los que me encontraban. Los muchachos iban tras de mi; el uno me llamaba loco; otro decia: Dios nos mantenga el juicio, y el que me hacia mas favor creía que era una humorada ó que habia hecho una apuesta.

Quiso la casualdad que diese con mi amigo Leonardo, el cual santigüándose me dijo:

- Hombre estas sin seso, adonde vas con el paraguas abierto?

- Bella pregunta! Pues no va a llover? Dije yo.

- Tu estas soñando, amigo: ¿no observas que sereno está el cielo mas de qunce dias ha, que jamás se ha visto mejor invierno que este, que parece que estamos en primavera, que no hace frio, ni viento, ni hay la mas leve señal de lluvia?

- Bien, pero yo sé de cierto que hoy ha de llover; porque::: no te acuerdas de aquel pronóstico que te enseñé algunos meses atrás?

- Y bien, ¿que dice?

- Cómo qué dice? No es cosa: que hoy llueve, y aun mas que dice cierto.

- Pero si no hay señales de lluvia?

- Y que mas señales sino que aquel cálculo lo dice? Para estamparlo en letra de molde, á buen seguro irán con pies de plomo.

- Ello será lo que fuere; mas yo te aconsejo que recojas el paraguas y te vengas conmigo, no sea caso que te conduzcan á dormir á la casa de locos, y que en adelante no dando asenso á vanas predicciones en que no han dejado de incurrir hombres de talento, no salgas con el paraguas hasta que veas que está lloviendo ó muy próximo á ello, que es el pronóstico mas cierto que te puede dar un amigo.

En esto estábamos ya los dos rodeados de gente y en particular de una infinidad de muchachos burlándose de mi, cual se ponia debajo del paraguas, cual pedia una capa para guardarse del agua; y mi amigo viendo aquella baraunda y aprovechándose de la confusion en que me habian puesto sus razones y tanta gente como acudió á nuestro alrededor, me cerró el paraguas, y cogiendome del brazo me acompañó bonitamente hasta mi casa con toda la turba de muchachos que hasta la puerta no me dejaron.

Era tal mi preocupacion que todavía en mi casa salia cada rato á la ventana para observar si llovia, hasta que dieron las doce de la noche hora en que ya no habia mas recurso. Entónces fué cuando acabé de desengañarme, y recorrí en mi imaginacion lo que habia hecho, y lo que me acababa de suceder, y la burla, y los muchachos y el encuentro de mi amigo que me libró de que acabáran de tenerme por loco.

Este es el caso que me acaeció el dia 28 de enero de 1834.

Yo desdichado de mi no entiendo pelota en atracciones, ni me meto en órbitas, densidades, masas, elipses ni cosa que se les parezca: mi padre me enseñó á leer y escribir, un poco de gramàtica castellana, y un si es no es de la latina: creo de las ciencias naturales lo que me demuestran los sentidos: la esperiencia es en todas las cosas mi única guia. Ahora esta me ha enseñado que tenian mas que sobrada razon los escritores que el año anterior impugnaban en este Diario eso de pronósticos; pero yo no hice entónces caso de aquellos: aun digo mas, sin el menor escrúpulo creí dichos pronósticos viendo la energía con que se pretendia defenderlos, y como no entiendo palabra en ciencias ni cosa que huela á ello, casi llegué á figurarme que eran patochadas lo que defendian los impugnadores de aquel cálculo como dijeron los otros.

Cáspita! Y que mas patochada que asegurar una cosa falsa? Y como diablos no han hecho venir la lluvia para salr de la responsabilidad en que se constituyeron con aquel vaticinio? Buena guia habrán tenido los navegantes que hayan arreglado los viajes con dicho cálculo. Lo cierto es que fué invisible como sucede con muchos eclipses: y aun no hablo de la nieve en las montañas, porque tal vez querrá decir en los Pirineos y en los Alpes ó en otras montañas en las que acostumbra haberla todos los inviernos.

De hoy mas me rio de adivinanzas que se hayan de escudriñar por entre los cuernos de la luna, y no hago el menor caso de cuantos cálculos ciertos ó inciertos puedan ofrecérseme; pues si esto sucede con los ciertos ¿que tal saldran los inciertos? Y para que este caso sirva de advertencia á otros, y puedan seguir todos el consejo de mi amigo que es verdaderamente cierto, he puesto mano á la pluma, sin que se deba estrañar que meta el pie en materias astronómicas no entendiendo un pelo de esta ciencia, pues para referir sencillamente un caso tan cierto como el que ha pasado basta.

Un cualquiera."

2 comentaris:

  1. Boníssima l'entrada! I alguns encara es queixen pq ara som incapaços de predir bé a 4 dies vista :)

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  2. Doncs sí, salvant les distàncies del temps i la millora dels mètodes de previsió del temps, ens queda encara molt camí per tenir la certesa i això permet una visió relativament romàntica d'incertesa envers a que passarà realment.

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